
La paradoja de nuestra vida es la lucha por tratar de tener todo lo relevante bajo control; esa falsa sensación de
control nos aporta pequeñas parcelas de satisfacción cuando vemos que todo “está en orden”. Hace poco un
cliente me confesaba cuánto le cuesta tener esa sensación en el entorno laboral.
Si por control entendemos la rutina de lo previsible, parece que la vida ya nos acostumbra a aprender a vivir
siempre bajo todo lo contrario. Pero ¿cómo ver lo positivo de esto? Desde el estado de Flujo.
Ser capaz de convivir y tal vez disfrutar aceptando que todo lo que sucede ocurre no por algo sino para algo, es
una de las claves de la fluidez. El estado de flujo no va a venir dado por el control de lo que nos rodea sino
precisamente para lo contrario, para disfrutar de lo que llega entendiendo que siempre será evolutivo.
Claves para entender el Estado de flujo:
Se fluye cuando se suelta; se fluye cuando uno se deja llevar (sin tener el control)
Todo lo que pasa en nuestra vida, pasa para algo y todo el que aparece en nuestra vida , lo hace para enseñarnos algo.
Para saber que estás fluyendo en la dirección adecuada, hazlo desde tus talentos principales, aquello que mejor haces y que más satisfacción te produce.
Dejándonos fluir, alcanzaremos nuestro propósito; Se fluye solamente cuando uno es plenamente libre y acepta la responsabilidad de serlo.
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